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martes, 3 de mayo de 2011
Origen del pueblo de Bercianos
El nombre original del pueblo es: “Bercianos del Real Camino Francés”, aunque posteriormente perdió el apellido “Francés”. Su nombre hace referencia tanto al “Bierzo” como al “Camino de Santiago” que pasa por la localidad.
El nombre de Bercianos del Real Camino Francés indica la procedencia de los primeros pobladores: una colonia del Bierzo leonés. Los documentos más antiguos que mencionan la existencia de Bercianos del Real Camino, datan del año 950 o antes. Resulta que alrededor del 950, Álvaro Velaz, temeroso del diablo y del juicio final (“diaboli timens et diem iudicii terriblem tremens”) dona al monasterio de Sahagún, en búsqueda de la remisión de sus pecados (“ut merear peccatorum meorum remissio”), la “Villa Mayor” ubicada en Valdejuara (“Val de Iuvara”) que hace colindancia con el Monte Cañizal y el “Valle de Berzianos”.
En otro documento del 963 se hace referencia a una donación otorgada por el presbítero Sisebuto, Abderrahen, Gaquí y otros, en favor de don Fáfila y su mujer doña Palla, de la Villa de Bercianos. Posteriormente, doña Palla ofrece, en remisión de sus pecados y por la salvación de su difunto esposo y padre Fáfila, la Villa de Bercianos al Monasterio de Sahagún.
En sus orígenes, la historia de Bercianos es inseparable de la de Sahagún. La antigua ciudad romana de Camata fue destruida por los musulmanes en el año 833 y Alfonso III mandó construir el antiguo santuario, que se llamó “Sanç Facund”, nombre que fue derivando hasta el de Sahagún y de S.Primitivo. Las peregrinaciones fueron dando importancia y enriqueciendo el lugar hasta su época de florecimiento, ya con el nombre de S. Benito de Sahagún. Alfonso VI, que está enterrado en el citado Monasterio, junto sus respectivas esposas, permitió la reforma cluniacense, y a partir de entonces un enjambre de clérigos y prelados franceses ocuparon la abadía. Su importancia fue aumentando, hasta que en 1.085 los clérigos solicitaron a Alfonso VI el famoso ” Fuero de la villa”, en el que confirmaba el poder absoluto del abad sobre la comarca. La concesión del Fuero dio lugar a un impresionante desarrollo de la abadía, que se vio enriquecida por multitud de monjes y monasterios dependientes de ella.
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